lunes, 1 de junio de 2015

¡Un avión solar cruzara el Océano Pacífico!

El revolucionario avión Solar Impulse 2 despegó de China en las primeras horas de este domingo para tratar de completar su vuelo de seis días sobre el océano Pacífico hasta Hawai (EEUU).
Propulsado únicamente por energía solar y con el suizo André Borschberg en los controles, el avión despegó de Nanjing a las 02:40 locales (13:40 GMT-5 del sábado) para un vuelo de 8.500 km hasta Hawai Se espera que llegue a su destino 130 horas, dijeron los organizadores. “Cruzo dedos y espero cruzar el Pacífico.
Tenemos una buena perspectiva meteorológica” para esta travesía, dijo Borschberg antes de entrar en la cabina.Transcurridas nueves horas desde su salida de Nanjing, el avión entraba en el espacio aéreo surcoreano y sobrevolaba el mar de China oriental, según www.solarimpulse.com. El vuelo había sido aplazado varias veces debido a una meteorología desfavorable y desde el 21 de abril estaba bloqueado en la ciudad oriental de Nanjing.
Alumbrado por proyectores en el frente de sus alas, el avión se lanzó a la pista antes de desaparecer en un cielo brumoso, con un ruido de hélices apenas perceptible. El equipo de suelo aplaudió el despegue del aparato. Viajara 8.600 km a una velocidad de 100 km/h,  pero debido al mal tiempo el avión tuvo que quedarse en tierra. 
continuación, se mostrara un vídeo de las pruebas del Solar Impulse 2 en Suiza.

¿Sabrías averiguar la hora con este reloj?

Entre todos los productos que abundan en la Red para frikis de la Ciencia, este sin duda merece una reseña especial. No sólo dispone de una placa de Arduino y luces LED para activar un modo de lámpara, sino que da las horas usando la sucesión de Fibonacci como guía.
Para los que no la recuerden, se trata de una simple y famosa sucesión matemática que tiene una antigüedad de 700 años y multitud de aplicaciones. Comienza con un par de unos. A partir de estos empieza la secuencia, en la que cada término es la suma de los dos anteriores: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, etc. A los elementos de esta serie se les llama números de Fibonacci y fue descrita por el matemático italiano Leonardo de Pisa. Se usa habitualmente en matemáticas, teoría de juegos o ciencias computacionales y puede observarse en elementos de nuestra naturaleza como en la piel de una piña, un girasol, en las alcachofas o en las ramas de un árbol.
Este último ingrediente es el más destacado del Fibonacci Clock, un original reloj de escritorio que usa esta secuencia para dar las horas a través de sus luces LED. Dispone de cinco cuadrados proporcionales que se iluminan en diferentes colores, y que representan a los cinco primeros números naturales de la sucesión. Esta hecho de madera y componentes eléctricos. Su precio está entre los 50$ y los 120$.

Aquí os muestro un vídeo de como se puede hacer este reloj.



¿Cómo  funciona?

Para conocer la hora hay que sumar los valores de los cuadrados de color rojo y azul y, para los minutos, sumar los verdes y los azules. El resultado se multiplica por cinco y si alguno se ilumina en blanco significa que no es necesario tenerlo en cuenta. Si te aburres de calcular puedes decir que es una lámpara moderna.

El reciclaje de la ropa que ya no queremos

Detrás de una camiseta hay entre 2.000 y 2.900 litros de agua. Es la cantidad necesaria para cultivar y procesar el algodón para confeccionarla. A la mezcla hay que añadirle una buena dosis de pesticidas y la emisión de partículas contaminantes a la atmósfera que acarrea el transporte de la prenda desde los lejanos países en los que se suele confeccionar. ¿Cuál es su expectativa de vida? Tres años… de media.

 La atracción de los consumidores occidentales por la moda rápida, alentada por una incombustible maquinaria de fabricación barata en China y otros países, se ha traducido en un incremento cada vez mayor de la cantidad de prendas que se compran y que, tras pasar un tiempo olvidadas en el fondo del armario, acaban en la basura.


Proceso de reciclaje de ropa



En Europa, se desechan seis millones de toneladas de textiles al año. Solo un 25% son reutilizados, la mayoría tras pasar por plantas de reciclaje como la de la multinacional suiza Soex en Wolfen (Alemania). Aquí, la ropa que nadie quiere se clasifica para venderse en el mercado de segunda mano o transformarse en bayetas para limpieza y aislante para la construcción y el automóvil. “Salvamos a millones de prendas de morir incineradas”, explica Paul Dörtenbach, que trabaja para la empresa. “Buscamos el mejor destino posible para la ropa usada”.

A continuación, se les mostrará un vídeo para ver como se puede aprovechar la ropa que ya no uses



 
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